miércoles, 25 de febrero de 2009

La mejilla derecha dolía mucho


La seguía, decidiendo alcanzarla, tomar su brazo, invitarla a un café, conversar acerca de cualquier cosa, hasta de aquella fiesta en la que nos conocimos, del loco Miguel o, sus actividades, lo que fuera, toda esa intención para volver a observar aquella sonrisa, la mirada apaciguante ante dicho espíritu naufragando en los remolinos del tiempo. En fin, transcurrir esto con tal de obtener su agradable compañía. La capturé por el brazo. No lo esperaba, no pasaba por la mente, sólo el impacto de una cartera contra mi rostro rompiendo el hechizo, sueño, imaginación. Un error, no era ella, sólo su espalda, cabello corto, únicamente la superficie trasera. Era otra, diferente, facciones feas, horrendas. Sólo la abstracción de una mañana somnolienta, el dolor en el rostro, el cuerpo rebotando contra un poste de luz, adolorido intenté la excusa.
Gritaba, gritaba, gritaba...

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